Ya teníamos el primer paso, los regalos o al menos una parte de ellos, porque todavía faltaba saber que más añadíamos a ellos, pero eso es algo de lo que hablaré más adelante. En siguiente paso y siguiente problema con el que nos encontramos, fueron las invitaciones.
Habíamos pensado un poco en ellas, pero no teníamos una idea definida de lo que estábamos buscando, tan solo sus características; algo simple pero especial, original y bonito, pero bajo ningun concepto hortera y sobretodo algo que nos gustara a las dos.
Todavía (a veces) nos sentimos excluidas por ser dos mujeres
Lo que no habíamos pensado en ese momento era que la mayoría, no casi todos los ejemplos de invitaciones con los que nos encontramos en cada sitio al que íbamos, estaban preparados para un hombre y una mujer, con un muñequito de cada sexo y los pocos que estaban preparados para parejas del mismo sexo, ¿cómo decirlo? eran horrible, ridículas, muñecos totalmente blancos, como los del día de los inocentes, monigotes sin personalidad y que después de varias tiendas, casi nos daban ganas de desesperarnos.
Eso si, hubo algo que nos hizo sentir peor todavía y que nos puso, aunque solo fuera por un momento los pies en el suelo. Entramos en una tienda, preguntamos si hacían invitaciones de boda, nos dijeron que así era y todo parecía ser perfecto hasta que les comenté que eran para mi novia y para mi, dos chicas.
En cuestión de un minuto, la situación cambió y de la frase original que me dijo la dependienta, "Ahí tenéis los catálogos con los ejemplos para que les vayáis echando un vistazo y ahora mismo estoy con vosotras.", pasamos a un silencio absoluto, a que nadie nos hiciera caso y tras mirar los catálogos que tenían los mismos ejemplos que no nos gustaban desde un principio y que ya habíamos visto en otras tiendas, nos fuimos, ofendidas, casi humilladas y con la sensación de que las cosas todavía tenían que cambiar mucho.
Llegadas a ese punto, nos preguntamos donde íbamos a encontrar el lugar que nos hiciera las invitaciones de boda como nosotras queríamos. Pero como ya empezaba a ser una costumbre en nuestro camino hacia el altar y cómo se repetiría en otras ocasiones futuras, el destino quiso que el lugar adecuado nos encontrara a nosotras.
Encontrando lo que buscamos
Fue un día, iba de camino al trabajo y descubrí que una tienda que no había visto hasta entonces, debían llevar abierta poco tiempo, porque en el pueblo conozco casi todos los comercios del centro y ese me llamó la atención.
Se llamaba Bolboretas y dragones y se dedicaba al scrapbooking. No voy a decir que supiera entonces lo que era eso del scrapbooking exactamente, ni remotamente, pero para aquellos de vosotros que tampoco lo sepáis y os pique la curiosidad, os pondré luego unas cuantas fotos, sobre lo que se puede hacer con esta técnica, fácil y personal.
Volviendo al tema de la boda, lo que realmente llamó mi atención, fue que entre las cosas que hacían, una de ellas era invitaciones de boda.
Entré y me atención Mayca, la dueña de la tienda, le hice la pregunta de rigor sobre las invitaciones y quedé en volver a la tienda con mi novia para hablar del tema y si nos podía enseñar algo del trabajo hacían. Cuando volvimos a los pocos días, también estaba Ariadna.
Me confirmaron lo que ya sabía, acababan de abrir un mes antes y precisamente por eso, no tenían todavía ningún ejemplo de las invitaciones de boda que hacían. Sin embargo, nos comentaron que podían hacernos las invitaciones a medida. Ariadna había estudiado bellas artes y era y lo es, una dibujante estupenda; nos enseñó algunos de sus diseños, todos preciosos y nos dijo que podía hacer uno para nosotras.
También hablamos, aunque será más apropiado que fue Martina la que lo hizo, sobre la letra, el papel, la decoración de las invitaciones, el color, el estilo y el texto, que todavía no teníamos preparado. Pasaron casi dos horas, pero finalmente tuvimos una ligera idea de lo que queríamos.
En nuestra siguiente visita, no encontramos con el diseño listo
, no estaba pintado pero era perfecto, nosotras dos, dos monísimas caricaturas que nos enamoraron desde el principio y bajo nosotras, nuestro perro. Después de ese momento, no hubo dudas, era justo lo que estábamos buscando.
Tras ese primer momento, elegimos el papel y el diseño exacto de como sería toda la invitación. Además, les pedimos que nos hicieran unas pocas invitaciones más, que no incluirián el texto sobre el lugar, la hora y demás, para la gente que no pudiera venir.
Mayca y Ariadna, llevan trabajando casi cuatro meses en nuestras invitaciones, nos han propuesto ideas, han seguido todos nuestros cambios y desde el principio, supieron entender lo que queríamos. A última hora, les pedimos que hicieran unos pequeños marcalibros para esas mismas personas que no podrían venir a la boda, como todo los diseños y posibilidades anteriores, acertaron de lleno.
Igual que las muñequitas venidas desde Italia, todavía no tenemos las invitaciones, espero poder tenerlas en una semana.
Como os he dicho antes, os dejó aquí algunas fotos del trabajo que
podréis ver y aprender vosotros mismos en Bolboretas y dragones, gracias
a sus muchos talleres de scrapbooking.
Aquí os dejo también, en enlace la página de
Bolboretas y dragones para que le echéis unos vistazo por si estáis buscando un lugar que os haga las invitaciones de boda o cualquier detalle hecho con papel a vuestra medida.